domingo, 20 de septiembre de 2009
La Utopía del Fútbol
Esta historia se desarrolla en un poblado de la selva amazónica que casi nadie conoce; en donde además de cazar, cosechar y comer, los habitantes juegan al fútbol.
No se sabe a ciencia cierta como llego ahí tan bello deporte; está muy adentrado en la selva, no hay luz, televisión o comunicación alguna con el mundo exterior; así que los abuelos no vieron a Didí, Zagalo o Pelé, ni los papás vieron a Zico, Sócrates o Dirceu, y los mas jóvenes tampoco han oído de Ronaldo, Ronaldinho o de Kaká levantando la copa en los mundiales, demostrando que su país es el campeón por excelencia y el que mejor lo ha jugado toda la vida. Nadie de esta aldea ha salido al mundo exterior y regresado para traer algo relacionado con el mundo y mucho menos con el fútbol, esto es un gran misterio. Yo llegué como misionero y pude ver todo esto; no daba crédito a lo que en las tardes veía en este lugar donde apenas está llegando el Dios cristiano.
A las 6 pm, todos los días comienza el juego entre las familias; las reglas son muy similares a las del Futbol profesional, solo que no existe saque inicial, se avienta el balón y el más poderoso, o el más habilidoso, se hace de él y empieza la fiesta de este día, de acuerdo a lo que me dijeron, esta tradición nació hace mas de 100 años; siempre son los mismos equipos, las mismas familias y los mismos colores, renovando a los integrantes cada cierto tiempo. Todos están preparados de manera casi profesional.
Se pueden ver jugadores de todo tipo: desde el gordito comelón pero con mucha movilidad, hasta el más atlético, fuerte de tanto trabajo, con un físico que muchos futbolistas europeos envidiarían; también se pueden ver algunos niños jugando entre los adultos, acto que los convierte en personas de respeto dentro de la comunidad. El muy buen nivel de juego se debe en gran parte a que desde muy pequeños juegan entre los mayores, esforzándose por ser cada vez mejor; y finalmente están los grandes, hombres maduros de poco más de 50 años que por increíble que parezca son fuertes como un roble además de hábiles pese a su edad; ellos conocen casi todos los trucos del fútbol, los engaños y las gambetas que han desarrollado a lo largo de sus años. Todos ellos luchan por ser los líderes de los equipos, ya que esto le traerá ciertos privilegios. Es como una religión, no es un simple juego o algo recreativo, y no se habla de dinero o propiedades, solo del hecho de ser reconocido como el mejor jugador del fútbol en esa generación, y la inmortalidad en las conversaciones de futuras generaciones cuando ya no se encuentren en este mundo, sino jugando con sus ancestros en el cielo, en su cielo. Eso sí, todos desde pequeños son adiestrados en la caza, la defensa personal, la agricultura y en el futbol, porque la tradición debe continuar.
Una vez iniciado el juego en un campo con poco pasto, sin zapatos especiales para jugar, empiezan las jugadas vistosas pero también las entradas bruscas, aquí no se andan con pequeñeces, ya que todos buscan ser el mejor con el balón. Pero hay que defender para hacerse de él y demostrar la habilidad adquirida después de tantos años de juegos. Los adultos que parecen ser los líderes por ningún motivo se dejan burlar, en todo momento demuestran con jerarquía porqué son los capitanes. De pronto aparece un joven con ambición que logra burlar a un líder; es el inicio de una prometedora carrera hacia la fama. Se ven gambetas que las firmaría Ronaldinho, la potencia de Ronaldo en un veterano capitán, la visión de Kaká en un pequeño niño, la garra de Lucio al defender y la definición excelsa y matemática de Romario en otro joven. Esto es imposible, ¿cómo lo hacen? No sé, pero estoy extasiado de ver cosa tan bella, estoy como drogado, ¡Esto no es posible!, en ningún mundial se podría ver esto, es increíblemente mágico, ¡Estamos en la selva!, lejos de los reflectores y las cámaras, donde los chamanes te dan el poder para vencer, donde las empresas multinacionales no son dueñas del balón, y todos pueden jugar sin la necesidad de un promotor; aquí no necesitas nada, sólo practicar desde que se deja de ser bebé; es algo que ves que todo el mundo hace, todos los días lo palpas y lo respiras, primero soñando como un simple aficionado, y finalmente cuando llega la oportunidad, demostrando la hombría en cada pelota que te toca disputar. Soñar y jugar con todo tu ser.
Todo el pueblo lo disfruta: hombres, mujeres, ancianos y niños; desde el más rico, hasta el más humilde, todos juntos degustan de su platillo futbolero, observan admirando a sus padres, hijos, esposos, hermanos, e ídolos.
Es una hermosa utopía, ¡Como me hubiera gustado nacer aquí!, ver a mi padre siendo el mejor, y yo, con la única obligación de ocupar algún día su lugar, de crecer buscando mi propio estilo, no el que me imponen los entrenadores; jugar con todo cuando tenga el balón en mis pies, haciendo magia, desapareciéndolo y metiendo un bonito gol, gritarlo como ellos saben hacerlo. Son unos artesanos, danzantes de fútbol, los rockstars de su pequeño mundo. ¿Qué más puedo pedir? Lo tengo todo aquí: tranquilidad, un hogar, y antes de cenar, un partido de futbol que de antemano sé que se comentará por siempre.
Si hay algo que me gustaría ver sería que algunos jugadores de este lugar salgan al mundo (como los cubanos), a demostrar que esto es más que un juego que te da dinero, que hay que respetarlo cada día que permanezcamos en este mundo, ya que no todos tenemos la oportunidad de jugar todos los días este deporte…el fútbol.
¿Qué más puedo pedir? lo tengo todo aquí: tranquilidad, un hogar, y antes de cenar, un partido de fútbol que de antemano sé que se comentará por siempre.
Le decían el 'Picas'
No era un jugador exquisito con el balón ¡Vamos! Ni siquiera podemos considerarlo un dechado de virtudes. Era un futbolista todo pundonor, que jugaba con reciedumbre, pero que en ocasiones rayaba entre el futbol recio, de honor, en donde meter fuerte la pierna es algo necesario y el futbol sucio, aquel que rompía con todas las reglas.
Octavio Becerril nació el 31 de marzo de 1964 en la Ciudad de México, inició su carrera en el Toluca para jugar más tarde en Veracruz y terminar en Necaxa, en donde sin lugar a dudas tuvo sus mejores temporadas, logrando con la institución tres títulos de liga.
Considerado como uno de los símbolos necaxistas, con su 1.81 metros de estatura y sus apenas 68 kilos, Octavio suplía su aparente fragilidad con el anticipo y con algunas otras virtudes. Becerril fue amonestado 24 ocasiones a lo largo de su carrera y expulsado en más de una decena de oportunidades y aunque era temperamental y solía hablar fuerte a los adversarios tratando de provocarlos, a Octavio se le recuerda sobre todo por una maña que arrastraba desde el polvo sagrado del llano.
Acostumbraba llevar escondido entre su ropa uno o varios alfileres y en el momento justo, cuando nadie lo veía, sacaba su arma punzante y sin chistar, lo clavaba en el glúteo de aquel delantero al que le tocaba marcar. El rival, ante el sorpresivo ataque, pegaba un salto y perdía el control de la situación y aunque reclamaba al árbitro en turno, Becerril juraba y perjuraba su inocencia y como no había prueba alguna, pues el arma había sido arrojada ya al pasto, pues simplemente no había delito que perseguir.
Su actitud, provocó el nacimiento de su mote bien ganado el “Picas”.
En una ocasión cuando jugaba para el Toluca, le tocó marcar a Ricardo Pelaez. El “Picas” hizo de las suyas, le enterró arteramente el alfiler a Ricardo, quien lo persiguió diciéndole mil lindezas y más adelante en otra jugada, frustrado por lo que había pasado, le lanzó un escupitajo al defensa toluqueño. Ante esto, Becerril ni se inmutó, “es cosa de hombres dentro del terreno de juego”, declararía más tarde.
Tiempo después, la vida los pondría en un mismo equipo, ambos jugarían para el Necaxa en la época más gloriosa de esta institución y los dos recordarían por siempre esa anédcota. Antes rivales odiados, ahora grandes amigos.
Obviamente no estamos promoviendo estas u otras artimañas del juego, pero sin lugar a dudas Octavio “Picas” Becerril forma parte del anecdotario del futbol mexicano.
Publicado en septiembre de 2009, en mediotiempo.com
Historia oral
La semana pasada asistí a un congreso muy peculiar en Colima: el VII Congreso Internacional de la Asociación Mexicana de Historia Oral. En él tuve la oportunidad de presenciar lo que numerosos investigadores del país y del extranjero están trabajando para tratar de entender los movimientos sociales a partir de sus participantes, a partir de testimonios de primera fuente y de historias de vida. Temas como la religión, centrada en historias de vida de mujeres pertenecientes a movimientos católicos, bien beatas y bien impolutas –vamos, que jamás probaron varón– según testimonio de esas mismas mujeres; el Movimiento del 68 y la existencia de partidos y grupos comunistas en zonas tan inverosímiles como Guadalajara, a través de la voz de sus protagonistas; luchas obreras en los 50 en las fábricas textiles de Atlixco –interesante investigación llevada por Ariadna García García del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la UAP–, en que grupos pertenecientes a la CROM y a la CTM se mataban unos a otros para afiliar a los trabajadores a sus corporaciones, signo terrible del corporativismo en nuestro país y del que no se habla gran cosa; la formación de mitos en torno a circunstancias cotidianas que, en apariencia, no son parte de la historia por su misma inmediatez, y por no ser de los grandes temas nacionales.
A partir de las experiencias de estas personas nos podemos enterar de la historia viva, de aquella que trasciende los textos; podemos columbrar de sus ojos y voces los sentires, creencias, encuentros y desencuentros, todo aquello que hace de las personas seres de su tiempo y lugar. A final de cuentas, la historia no sería nada sin sus protagonistas, especialmente aquellos que no suelen ser mencionados en los grandes textos. Los líderes tuvieron seguidores y ayudantes; sus huestes salieron de la gente del común, del anonimato y ahí acabaron. Gracias a la tecnología y al interés de los investigadores hoy podemos estar registrando la historia prácticamente desde el momento en que surge.
Este espacio surgió con la idea de tratar de comprender los acontecimientos de nuestra sociedad, sus ritmos, equilibrios y razones de ser a partir de los textos, tanto literarios como resultado de investigaciones diversas; sin embargo, en este momento me parece que el texto mismo serían los actores de la vida cotidiana. Como textos con vida, siempre cambiante y en constante movimiento, los individuos resultan a veces ser más ricos y la empatía del lector resulta evidente. Las abuelas, los abuelos, tíos, primos, todos ellos tienen algo que contar. La entrevista a profundidad es el instrumento fundamental de estos investigadores, pero indudablemente, han de contar con la habilidad para que los actores les suelten la sopa de lo que realmente vivieron y sintieron, especialmente cuando se trata de movimientos sociales traumáticos como el Movimiento del 68, o como las guerrillas en los años 70. Muchos de ellos todavía temen por su vida, y no confían en los investigadores; igualmente complicado resulta entrevistar a integrantes de comunidades indígenas sobre los pormenores de sus rituales y costumbres: se muestran herméticos y renuentes a divulgar los contenidos de tradiciones que han heredado de sus padres y sus abuelos.
Tradiciones y costumbres, acontecimientos e ideologías, todo ello es materia de la historia oral. Al finalizar el congreso se realizó un coloquio donde se discutieron instrumentos, metodología y pertinencia de estos estudios para el saber en general. Una de las cuestiones en la mesa, era si la entrevista periodística podría ser un instrumento a considerar para el trabajo de la historia oral. Los asistentes se dividieron, pues resulta evidente que el rigor de esta entrevista no es suficiente; no obstante, se abrieron a considerarla pues la investigación debe ser flexible y adaptarse al mundo en que estamos viviendo. También se discutió la idea de la difusión de las investigaciones que se realizan, y se pensó en dos vertientes: a los grupos con los que se trabajó por un lado –cuestión fundamental pues generalmente se olvida–, y a la sociedad académica y en general. Para ello habría que aprovechar las bondades que brinda la tecnología actual. En cuanto surja algo daré noticia en este espacio. A la vez, supongo que sería conveniente considerar las herramientas que brinda la comunicación como el trabajo de cine y video documental, adaptados a las necesidades metodológicas de la investigación. Los retos son sumamente interesantes y habrá que esperar que las rígidas estructuras académicas acepten las nuevas tendencias.
Finalmente, para que una tradición sobreviva ha de ser asumida por los individuos de la comunidad, pero ello conlleva necesariamente cambios. Por tanto, es quizá lo importante entenderlos para poder entender a nuestra sociedad en general, justo en las venas de sus movimientos, que no está en Los Pinos, ni en la oficina de algún flamante funcionario que ve los toros desde la barrera. Textos que caminan, hablan, sienten y escuchan, eso es lo que somos a final de cuentas, no sólo manchas que se suman a las celebraciones de centenarios y bicentenarios.
Publicado en septiembre de 2009, en La Jornada de Oriente
viernes, 18 de septiembre de 2009
Eugenia León, intérprete de canciones mexicanas
Por Alfredo Dávila Monsiváis
“La resistencia y la intuición, las mejores capacidades de la mujer”
Versátil con su voz en el escenario y en la producción de innumerables discos, afirma que la música transforma y hace mejores personas. Y a través de ella, se demuestra que México cuenta con grandes tradiciones y raíces, que se mantienen vivas aún al paso de los años y que ayudan a conocer el gran país que tenemos
–Cuéntanos de qué trata el nuevo programa que conduces para Canal 22. –La música es la estrella en Tocando Tierra. Cada capítulo es una historia con paisajes hermosos y una gran fotografía que muestran la gran diversidad étnica y cultural del país, y a la vez muestra nuestras semejanzas y diferencias como seres humanos. En cada lugar hay una historia humana que contar. Es un gran acercamiento a las raíces y tradiciones de México, que no son objetos de museo ni están muertas. Son motivo de celebración, de análisis y de comprensión para saber a dónde vamos. Es importante que las personas no olviden las memorias musicales de cada región.
–Con poco más de 35 años de trayectoria, ¿hacia dónde crees que se dirige la música? –A veces las personas no entienden los géneros musicales y tienen ideas deformadas sobre éstos. La música tradicional mexicana no es la que se toca en los restaurantes típicos. Ser músico es algo con lo que se nace, se vive, y hasta se muere; la música transforma, hace mejores personas, otorga felicidad. La difusión de la música ahora se ha democratizado, el espectro ha cambiado para comunicarnos mejor. El mundo independiente se ha abierto a producir discos, quizá la discusión esté en la distribución.
-¿Qué opinión tienes sobre el papel de las mujeres mexicanas en una sociedad en constante transformación? -El dicho popular: Más vale maña que fuerza encierra una verdad sobre las mujeres: la necesidad de resolver problemas nos ha dotado de capacidades distintas a la fuerza física, pues lo nuestro es la resistencia y la intuición. La mujer es el valor intrínseco de una sociedad que está creciendo y descubriendo el gran horizonte que hay por delante. El periodista Miguel Ángel Granados Chapa, alguna vez me dijo una frase importantísima para ser madre: “Antes que la inteligencia, el carácter”. Los padres no tenemos las respuestas para todo, pero las buscamos en compañía de nuestros hijos. Las mujeres hemos buscado nuestros propios ámbitos. Ser libres es nuestra premisa como forma creada y creadora de vida.
-¿Cómo es qué se logra ser una cantante tan versátil? -Me gusta lo que hago y gracias a la diversidad de géneros que interpreto, he hecho lo propio. No se trata de géneros, si no de voz, que es finalmente lo que importa. Me he saltado los encasillamientos para un cantante popular. Hoy en día, es normal ver artistas multigenéricos. La versatilidad surge de la calidad de la voz, la calidad de interpretar cualquier género.
-¿Por qué elegir a Juan Rulfo para homenajearlo en tu disco “Puño de Tierra”? -Para mí es uno de los autores más importantes de habla hispana. Definió el rostro de la literatura mexicana desde los años 50 y se ha convertido en punto de encuentro para las siguientes generaciones de escritores. Marcó a la vez, una enorme influencia para muchas películas, para presentar el México profundo. Así fue como me inspiré en él y pude reunir las canciones hechas en distintas épocas de México. -¿Cuál es tu relación con la muerte? -Una relación cálida, sabiendo que es un paso natural para todos y que nadie se va a escapar, por eso creo que en México existe una forma de relacionarse muy especial con la muerte: le canta, bebe con ella, es una conexión sin fatalismos. Tal vez el mexicano ve en ella el descanso, la oportunidad de una mejor vida. A todos nos da un poco de miedo el paso, sin embargo ante lo inevitable, lo mejor es llevar una buena relación.
–¿Qué es para ti ser inteligente? –No es la persona que acumula información; es la que tiene la capacidad de comprensión sobre las cosas, una capacidad de solución sobre los problemas; con una mirada que va más allá de su circunstancia personal.
*Publicado en la Revista GENTE, septiembre 2009
La Fábrica de Contenidos está abierta
Recuerda que somos especialistas en comunicación y tenemos como misión cuidar la creación, transmisión y recepción del mensaje que quieras enviar a tus clientes.
Nosotros generamos y administramos los contenidos que tu necesitas, no dudes en ponerte en contacto con La Fábrica.
fabricacontenidos@gmail.com